domingo, 25 de junio de 2017

La jóvenes del mesón

El día 24 de junio de 2017 reuní en el Mesón de Samitier a “las jóvenes del Mesón” de Hoz y Samitier para que se conocieran y compartieran experiencias. “La joven del Mesón” era la que venía de fuera y se casaba con el heredero. Como convivían varias mujeres, se las diferenciaba con ese nombre y así les llaman hasta hoy con una edad ya no tan joven superados los 86 años.

Saturnina Ciprés nació en 1931 en Boltaña y se casó con el joven del Mesón de Hoz. Mientras que Cruz Pardina nació en 1928 en Tierrantona y se casó con el joven del Mesón de Samitier. Ellas son “las jóvenes del mesón”.

Cruz Pardina y Saturnina Ciprés

Conocí a Saturnina realizando, para la guía Caminar en Sobrarbe, la ruta Montesa a Hoz que pasa junto al mesón. En el kilómetro 12,49 desde Barbastro nos encontramos los muros de una paridera (corral donde se encerraban las ovejas durante la noche) del Mesón de Hoz. Este tramo de la cabañera es uno de los mejores conservados y más bonitos por el paisaje y por los muros que bordean casi todo el camino. Debiera ser declarado Bien de Interés Común.

Situación del Mesón de Hoz junto a la cabañera del Cinca

El Mesón ofrecía sus servicios tanto a los arrieros (que iban con animales de carga), como a las cabañas. Las parideras la dejaban gratuitamente a los pastores que se hospedaban en el mesón. Junto al mesón, nos encontramos dos parideras.

Los mesones cumplieron un papel muy importante para posibilitar el traslado de un pueblo a otro cuando se hacía andando. Posibilitaban no sólo cobijo y alimento, sino también, en muchas ocasiones, socorro.

Este fue el caso de Jesús, ya fallecido en el año 2015. Un pastor que desde los años 70 estuvo en el mesón. Era de Letosa. Tras despoblarse Sarsa de Surta donde era pastor, bajo a Suelves. Pero, cuando se vendió el pueblo a una empresa belga, bajó al Mesón de Hoz pidiéndoles el favor de guardarlas durante un tiempo. Y allí se quedó.

Paridera del Mesón de Hoz junto a la cabañera

Por los caminos un caballo podría cargarse con un máximo de 120 kilos. Así, el transporte de mercancías se solía hacer con caravanas de caballos. En todas las comarcas había arrieros que se dedicaban a transportar mercancías. Los de Naval eran muy conocidos, por haberse dedicado al comercio de la sal. Los líquidos (vino y aceite) se transportaban en odres de piel de cabra que podían almacenar hasta 60 litros depende del tamaño del animal. Mientras que los sólidos en sacos.

Todavía queda en pie en el Mesón de Hoz los establos donde dormían las caballerías. No así, una herrería (para poner herraduras), que sólo quedan las ruinas. Junto al mesón había dos balsas donde bebían tanto el ganado como las bestias.

Volví al mesón con un grupo de niños y padres de Senderismo Infantil y Familiar de Montañeros de Aragón de Barbastro el 19 de noviembre de 2016. Saturnina nos explicó como era el funcionamiento de un mesón. Todos y, especialmente, los niños nos quedamos encantados.

Grupo de Senderismo Infantil de Montañeros de Aragón en el Mesón de Hoz junto a Saturnina

“La joven de Mesón” lleva muchas decenas de años haciéndose cargo del mismo. Transmite el carácter de una persona que se ha hecho a sí mima y la buena conversación de quien ha tratado con mucha gente.

Saturnina conoció el Mesón de Samitier el mismo día que pasaba por la carretera viniendo de Boltaña para celebrar la boda. Conoció a su futuro marido en la Feria de Boltaña y se fueron carteando hasta casarse. Esta era la forma habitual en aquella época. Así, mis padres se conocieron en la Feria de Ainsa y todavía conservo alguna carta de novios.

La carretera por la que vino Saturnina se construyó en el Plan de Carreteras de 1860; anteriormente se venía por Suelves y Arcursa. Ver en el blog el Camino de Boltaña. La cabañera seguía desde el Mesón al Collado de Hoz, Naval, Casa de la Sierra, San Benito, río Susía para dormir en un carrascal junto a Mediano. Antiguamente se hacía en una paridera de una vecino de Mediano. Ver en el blog Cabañera del Cinca.

En la foto de abajo se indican con flechas blancas la situación del Mesón de Samitier y el Paso de la Cabañera. También, en rojo, la carretera de 1865 inundada bajo el embalse.

Situación del Mesón de Samitier y la carretera inundada de 1865

Cuando llegó Saturnina al mesón el trabajo más importante era con las cabañas de paso y algún arriero. Ya los camiones habían sustituido a las caravanas de mulas de Naval que trajinaban con los productos que se producían en el Somontano.

Precisamente, fue con ese plan de carreteras cuando se construyó el Mesón de Samitier con el fin de dar servicio a los carros y viajeros. Uno de los huéspedes ilustres fue el fotógrafo y pirineista francés Lucien Briet en el año 1910. El anfitrión, Mariano Carruesco, le acompañó para que conociera el entorno. Se conserva una foto pasando el río Cinca por la balsa de Ligüerre.

Cruz vino al Mesón andando por el camino que venía de Tierrantona cruzando el río Cinca por el Puente del Diablo, actualmente bajo las aguas del pantano de Mediano. Ver en el Blog Entremón a Humo de Muro.

También está bajo el agua gran parte del trazado de aquella carretera. En la foto un puente que todavía se mantiene en pie.

Puente de 1865 inundado por el pantano de Mediano

Era la vía de comunicación de La Fueva con la tierra baja. Un criado de Casa Cambra de Tierrantona hacia un viaje diario hasta Mediano para acarrear mercancías. En verano, hacía dos viajes. Mi abuelo Antonio también compraba en Casa Cambra para aprovisionar el Sanatorio de Pineta. Ver en el blog La Tartana de Turmo.

El Mesón de Samitier fue construido de nuevo para dar servicio a la nueva carretera. Daba comida y  cobijo a las personas y a los animales de carga; pero no contaba con parideras. La cabañera pasa un kilómetro más hacia arriba. Aunque sí venían a comer y dormir algunas personas que iban con la cabaña.

Mesón de Samitier

Conozco a Cruz de haber parado a hablar con ella en muchas ocasiones para que me contara cosas sobre rutas que estaba haciendo. De esas conversaciones, recuerdo como me hablaba de la cantidad de paquetes que se mandaban a Barcelona por Transportes Viñola en aquella época en que los pueblos se fueron despoblando.
Aquellos paquetes que llevaban gallinas y conejos vivos. Aquellos pisos de Barcelona donde se criaban gallinas, conejos y cerdos. Mi tío Ramón que hacía la ruta de Viñola entre Barbastro y Barcelona me contaba todas las peripecias de aquel trasiego de paquetes con animales.

Cruz mantiene la cabeza y el interés vivos. No se cansa de escucharme ni de contestar a mis preguntas. Tras sus ojos escudriño las vivencias tenidas que las transfiere con palabras precisas y amables.

Cruz recuerda que venían criados del señor de Biés cuando pasaba la cabaña al mesón. Su suegro y marido (que estaban en el campo) ya reconocían el sonido de los trucos cuando se acercaban. Antes, esta cabaña (cuando subía) había pasado noche, recuerda Saturnina, en el Mesón de Hoz.
Saturnina conoce más cosas sobre el señor de Biés y sus criados que nos cuenta y deshila con la sabiduría que da la edad. El poblado de Biés (junto a Puértolas) en una ladera del Cañón de Escuaín está desierto y la casa del señor (que incluso tenía capilla) derrumbada. Sus descendientes viven en Sariñena.


Paridera de la Sierra donde pasaban noche las ovejas del Señor de Biés

Esa cabaña del señor de Biés también pasaría por la calle Barranco de Labuerda donde vivía mi madre. Mi tío José María me decía que aprovechaban la estrechez de la calle para ordeñar alguna cabra a escondidas de los pastores. Tras pasar la cabaña, mi abuela María mandaba a sus hijos “ir a la mierda” para recoger los excrementos y depositarlos en el montón de estiércol para la huerta.

Aldea de Biés en el Cañón de Escuaín

Es esta la única coincidencia que logro entresacar de personas que utilizaran ambos mesones, la del señor de Biés. Donde hay muchas coincidencias es en la forma en que se daban las comidas. Al mediodía, sopas de pan y ajo y carne de conserva o de algún conejo que se mataba. Para cenar, verdura, ensalada y lo que hubiere. Para beber, un porrón de vino sobre la mesa. Agua, sólo si se pedía.

Jarra de 1/2 litro que todavía se usa en los restaurantes de la montaña

Cuando llegamos al Mesón de Samitier, suenan las campanas de Mediano, ya no en su iglesia inundada, sino en la que se hizo hace unos años junto a la carretera. Saturnina se da cuenta de ello y le contamos la historia. Cruz nos cuenta como se salvaron las campanas escondiéndolas en la iglesia de Samitier.

Saturnina como Cruz escucharon aquellas campanas antes de casarse. Saturnina cuando estuvo trabajando en el cercano pueblo de Camporrotuno y Cruz cuando trabajaba en el bar que había en Mediano.

Carretera e iglesia de Mediano, habitualmente inundados

El Mesón de Samitier tuvo mucha vida durante la construcción del Embalse de Mediano, pero fueron los últimos servicios que se daban, pues tras la inundación de pueblo en 1969 ya se va menguando la actividad hasta su cierre. El Mesón de Hoz fue viendo como iban pasando menos cabañas hasta ser testimoniales en la actualidad.

Muchos mesones han sido derruridos y algunos restaurados. Este el caso del Mesón de Coscojuela que estaba junto a la carretera en dirección a Ainsa. A su lado, podemos encontrar un antiguo horno de pan exento. 

Mesón de Coscojuela

Pero ambos mesones siguen vivos. El de Hoz ha apostado por el cultivo de los viñedos disponiendo de 25 hectáreas de cultivos de vid. La llegada de la luz en el año 2014 fue un punto importante para posibilitar su futuro.

Inauguración traía de luz en el año 2014 (Foto DPH)

El de Samitier ha renovado las instalaciones creando tres apartamentos confortables para alquiler turístico. Ver página web del Mesón de Samitier.


Patio común de los apartamentos

Mientras estamos reunidos, llama un repartidor de paquetes de compra realizada por Internet. El Mesón de Samitier todavía sigue siendo lugar de referencia donde dejar estos paquetes para muchos vecinos de las aldeas cercanas.

Dejo un momento solas a Cruz y Saturnina para que hablen de una vida con muchos parecidos. Incluso el viaje de novios para ver el mar. La una a Mallorca y la otra a Valencia. Cojo alguna expresión a lo lejos, pero prefiero ausentarme. Sus rostros, sus manos y el tono de sus palabras comunican mucho más que lo que dicen. Hablan de dignidad y resiliencia.

Volvemos al Mesón de Hoz por el Puerto del Vino, siguiendo la misma carretera que cogió Saturnina para ir por primera vez, pero esta vez a un lugar conocido que ella misma ha ido posibilitando su supervivencia y prosperidad.


EPILOGO

Pregunto a mi tío Antonio de Labuerda si había dormido en el Mesón de Samitier. Me dice que una vez durmió con su padre. Era vísperas de Navidad. Fueron a Clamosa a comprar higos secos.

Mapa de situación del paso a Clamosa

Dejaron el carro el Mesón  de Ligüerre y siguieron en camino junto a barranco hasta el cajón que había para atravesar el río. Entonces no estaba construido el pantano de El Grado. Se llevaron el caballo y la mula. Mi abuelo atravesó el río y mi tío se quedó esperando.

En el blog Mi infancia en Clamosa se pueden encontrar fotos de Clamosa y del paso del río como la foto adjunta.

Cajón de Ligüerre. Fuente: Blog Mi Infancia en Clamosa

Era casi de noche cuando volvió su padre. Le acompañaron hasta el cajón y le ayudaron a pasar. Cargaron los animales con los dos sacos y partieron al Mesón de Ligüerre. No había sitio para dormir. Engancharon el carro y siguieron hasta el Mesón de Samitier donde sí había cama. Recuerda que tenía sabañones y le dieron miel para que se calmara el dolor.

Al día siguiente fueron a Labuerda. Los higos los vendía mi abuelo en Bielsa. en la plaza mayor. Utilizaba un almud de madera como medida.


"A todas las mujeres del Pirineo como Cruz y Saturnina, que siguen siendo jóvenes".


Daniel Vallés Turmo, 25 de junio de 2017